miércoles, 25 de marzo de 2009

CONVERSACIONES ENTRE CAFÉ

Después de estar toda la tarde charlando con una muy buena amiga, me doy cuenta de que ella, sabe muchas cosas de mi persona, sabe como soy y sabe como me siento en cada momento. Cuando estoy con ella, me siento con la libertad suficiente para hablar de temas que generalmente no toco, para hablar de tiempos pasados, para hablar de ÉL. Mis ojos desorbitados, se emboban en su conversación, cuando me comenta su forma de pensar, su forma de ver las cosas... Creo, sinceramente, que sólo a ella le permito decirme todas esas cosas que me suelta, todas las verdades que ella considera y aunque sé que me lastiman, también sé que tiene toda la razón. En el fondo nos parecemos mucho y nada a la vez. Las dos, en ciertos momentos, nos sentimos de la misma forma, sin embargo, ella no es como yo, ella es valiente, atrevida, decidida... yo una mujer que quiere ser niña, que teme tomar decisiones equivocadas, que no sabe defender sus ideales y mucho menos sus sentimientos.
A veces, me gustaría ser diferente, otras quisiera ser otra persona. A veces sueño. En algunas ocasiones cierro los ojos, pero no quiero soñar, solo recordar cada momento en el que me sentí feliz, plenamente complacida con mi vida.
Todavía resuenan en mi cabeza todas las cosas que escuché esta tarde, no puedo dormir, no paro de darle vueltas y vueltas y ... no sé lo que quiero, supongo que prefiero la monótona rutina antes que arriesgar. No soy buena perdedora y creo que esta vez tampoco intentaré ganar, total....

viernes, 20 de marzo de 2009

MÁS DE LO MISMO


A veces deseamos tanto algo, que cuando lo conseguimos, no nos damos cuenta y acabamos errando de nuevo. Durante muchas semanas estuve comiéndome la cabeza, practicando ante un espejo, cuales iban a ser mis palabras de despedida y a la vez de agradecimiento hacia esa persona que dice quererme tanto y que yo siento que no merezco. Muchas noches me dormí llorando buscando esa excusa que no lograba encontrar. Llegué a obsesionarme con esa despedida que nunca parecía llegar... y de repente, sin saber muy bien como, esas palabras son pronunciadas, pero no a través de mi boca, no de la forma que yo las diría, pero... son pronunciadas y es entonces cuando, de forma inexplicable, es mi boca la que pide que es mejor no apresurarse, que es mejor pensar todo,... pero, ¿por qué digo eso? ¿acaso mi inconsciente no quiere lo mismo que mi mente? ¿estaba entonces equivocado mi corazón? No lo entiendo. Sólo conseguí que las ataduras de mis lazos, hoy sean más fuertes.