lunes, 15 de diciembre de 2008

QUE LARGO ES EL OLVIDO...

Hoy es otro de esos días en los que me miro al espejo y no me reconozco. Siento que el vacío no se llena con nada, ni con soledad. Necesito de ti y de tus mimos. Hoy al igual que ayer, todo te pertenece. No quiero reconocerlo ante ti, por eso me muestro fría, indiferente, sin embargo, cuando tú te das la vuelta, yo disfruto observándote, y cuando te alejas, los ojos se inundan de amargas lágrimas, que ahora, por más que lo intentan, no consiguen discurrir por mis mejillas.
¿Acaso me gusta sufrir? o ¿es el sufrimiento el que consigue aplacar mis frecuentes sentimientos de culpabilidad?
Te quise, aunque tal vez todavía te quiero. Me enamoraste. Conseguí idealizarte y no consigo encontrarte ningún defecto. Intento no verte, para no pensarte, pero cuanto más lo intento, más te veo... Deseé tantas veces que todo fuese como antes... que siento miedo al pensar que pueda suceder...
¿Por qué me preguntas si estoy sola? Sabes que no. Odio contestar a esa pregunta. ¡Ojalá pudiese decir que eres tú quien me acompaña...! Odio decirte que es él. Odio tener estos exorbitantes deseos de abrazarte, de sentirte, de acompañarte, de besarte, de no dejarte...
Te quiero, si, estoy segura de que todavía te quiero... pero ¿y tú? Claro que me fue muy duro olvidarte, tan duro, que todavía me acuerdo de ti.. ¿y tú? ¿fue fácil olvidarme? aunque quizás no deba preguntarte eso, la respuesta que me imagino me duele, así que si no te importa, cállate, cállate para siempre, no me hundas, déjame, déjame sola con mis recuerdos, con mis deseos, con mis ideas, con mis respuestas, con mis dudas, con mi persona,... soy complicada, pero muy simple al mismo tiempo... Déjame sola, no hables, prefiero el silencio. La verdad a veces duele tanto...

No hay comentarios: