lunes, 20 de abril de 2009

Y LLEGÓ UN MOMENTO EN EL QUE....

Sintió que el mundo se le caía encima, todo se desmoronaba, sus fuerzas cedían ante el ataque implacable del enemigo. En el laberinto en el que se hallaba cada vez era más difícil encontrar el camino. Los golpes cada vez eran más fuertes y los ánimos cada vez menos. A cada paso, se sentía más débil y sabía que la derrota era inminente, pero no quería que nadie se diese cuenta.
Todavía podía sonreír, era una buena actriz, sabía fingir, sabía mostrarse a los demás como no era y lo más importante sabía que los demás no se daban cuenta. Al principio resultó duro, pero poco a poco se fue acostumbrando a mentir y creerse sus propias mentiras, a simular lo que no era y ser aceptada de ese modo. Ahora, sabía que no se podía echar atrás pero se sentía presionada por su propia conciencia, se sentía acorralada por sus mentiras, no podía reconocerse a sí misma. Se sentía vacía. La rabia llenaba cada milímetro de su cuerpo, sentía que era esa rabia la que la alimentaba. A veces, incluso llegaba a sentir ternura...puede que quizás sólo fuese lástima, pero ¿qué importaba eso? Tenía miedo, mucho miedo, no quería que nadie supiese como se sentía en realidad, tenía miedo de que alguien puediese descubrir la gran mentira que era su vida, se sentía acorralada por esa soledad que se había adueñado de su vida, poco a poco, casi sin darse cuenta. Soledad, eso era lo que sentía. Se sentía sola a pesar de estar rodeada de mucha gente. La llama que la sostenía cada vez era más tenue y amenazaba con apagarse, sin darse cuenta se estaba muriendo poco a poco. Ya nadie se acordaba de ella, sólo esa soledad que se adueñaba de su vida y eso era lo que poco a poco la estaba consumiendo.

1 comentario:

beyora dijo...

joba,que duro, eso non lle debería pasar a ninguén!!!

bikiños sa!!!