jueves, 7 de agosto de 2008

PENSAMIENTOS A ALTAS HORAS

A veces nos cerramos en nuestro propio universo y no nos damos cuenta de todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Creemos que las cosas malas no nos van a suceder a nosotros, simplemente porque pensamos que no lo merecemos. Cuando queremos a alguien y ese alguien nos quiere, nos elevamos hasta el infinito, sin embargo, cuando todo termina podemos llegar a las profundidades de la tierra. En ciertos momentos de la vida, creemos que los amigos lo son todo, ellos son la razón de nuestra existencia y todo gira en torno a ellos, sin embargo, esos amigos, comienzan a cambiar llegados a un cierto punto de la vida, por ejemplo, cuando encuentran a su pareja; en esos momentos, nos sentimos siempre un poco recelosos, sentimos cierta envidia, no envidia de su felicidad sino envidia de la pareja, porque sentimos que con su llegada, nos están robando su atención y su cariño. Todo son etapas de la vida, y en cada una de ellas lo damos todo, a veces nos sentimos egoístas, otras donadores de felicidad, en otras ofrecemos nuestro hombro para llorar, otras veces nos consuelan,... Lo que siempre perdurará en nuestro interior son los recuerdos, a veces buenos, otros no tanto, pero indudablemente, cada recuerdo es un pedacito de todo lo que hemos vivido y sin él nos faltaría algo. A veces buscamos la gran felicidad sin darnos cuenta de que lo que está a nuestro lado es lo que nos hace realmente felices. Las pequeñas cosas de cada día son lo que nos hace ser grandes, crecer interiormente, lo que nos da vida, lo que nos enseña. Con una sonrisa se consiguen los mayores logros, ¿qué nos cuesta ser agradables con la gente? Esta claro, que la paciencia nunca llegará a ser uno de los pilares básicos de una persona.

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